Cuerpo y tiempo
Blog de José Jiménez - Filosofía, escritura, artes, mundo
miércoles, 23 de abril de 2025
martes, 22 de abril de 2025
Exposición en el Museo Patio Herreriano, Valladolid
Las formas en el paso del tiempo
Es importante tener en cuenta la historia y las
características del lugar institucional donde se presentan sus intervenciones,
ya que el Patio Herreriano era el patio procesional del antiguo Monasterio de
San Benito el Real, construido en Valladolid entre 1596 y 1665, y se inauguró
como centro de arte en 2002. Para ello, lógicamente, hubo que realizar toda una
serie de adecuaciones y transformaciones de los espacios.
Es en ese trasfondo donde Juan López sitúa, de
nuevo, el signo de interrogación acerca de los espacios arquitectónicos que
constituye una de las claves centrales de su trayectoria. En esta ocasión,
interviene escultóricamente en la Capilla y con un gran fresco mural disperso
en la Sala 9. Escultura adherida y pintura mural, como ejes expresivos de sus
intervenciones en los espacios.
En la Capilla, explorando el ritmo de los arcos
sometidos a una intensa remodelación en el devenir histórico, Juan López juega
con el paso del tiempo en lo que vemos, colocando un conjunto de cerchas de
carácter industrializado y neutral, con textura similar a la de la mampostería
de la Capilla. Con ello, establece un contraste entre la idea de originalidad
de los espacios arquitectónicos prestigiosos y la extensión de lo homogéneo y
estandarizado en tantas construcciones actuales. En otros términos: ¿de dónde
venimos… y a dónde vamos…? A través de su intervención, Juan López introduce la
mirada de la arqueología en la contemplación y experiencia del espacio
arquitectónico.
El eco de la arqueología está también presente en
su propuesta de la Sala 9. La pintura mural que se desplaza en las paredes
laterales de la Sala es la reverberación de un diálogo con el fresco original
que está en la luneta del muro del fondo. Según indica el propio Juan López, lo
que aquí pretende es trabajar “a la contra”: con chorros de arena sobre los
muros, que van levantando distintas capas de las paredes. Así se manifiestan
agujeros en la pared, parches de madera, tonos rosas y naranjas, y un continuo
fluyente de pintura amarilla mural: un conjunto de rastros de exposiciones
anteriores. Con todo ello, en las paredes brotan tonalidades imprevistas, zonas
vacías y representaciones perdidas en el paso del tiempo con formas que
dialogan con el mural de la luneta.
En definitiva, con Juan López además de fluir en el
espacio, fluimos también en el tiempo. Sus obras son una interrogación profunda
acerca de lo que vemos y cómo lo vemos, y con ello nos situamos en una
perspectiva radicalmente diferente a la invasiva homogeneidad de la imagen, a
la que estamos tan intensamente sometidos en el mundo de hoy. Su trabajo es
todo un ejercicio de escritura visual, a través del cual podemos
aprender y conocer mejor lo que supone el paso del tiempo y la experiencia de
la vida.
* Juan López: Un
tratamiento superficial. Patio Herreriano, Valladolid. Del 29 de marzo al 14 de septiembre.
* Publicado en EL CULTURAL:
-
Edición impresa, 11 de abril de 2025, pgs. 32-33.
-Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250414/juan-lopez-nuevas-arquitecturas-antiguas-museo-patio-herreriano-valladolid/1003743700265_0.html
miércoles, 19 de marzo de 2025
Exposición en la Fundación Juan March, Madrid...
Ir al fondo de las cosas: eso es lo que nos plantea esta profunda exposición que establece un amplio recorrido por uno de los ejes centrales de las artes visuales: el color. En la muestra se presentan un amplio número de obras de los siglos XX y XXI, todas ellas de gran calidad y con una intensa fuerza expresiva, con el objetivo de mostrar la emancipación del color que, más allá de la línea y la forma, habría alcanzado su completa autonomía en el transcurso del siglo XX.
Su título: Lo tienes que ver, responde a lo que escribió Walter Benjamin en un texto de 1915: “El color debe ser visto”, que se reproduce en la pared de una de las salas. El recorrido nos lleva por una significativa selección de obras “abstractas”, un término que yo sustituiría por “no figurativas”, y que se expandió a lo largo del siglo XX desde el mundo anglosajón, con la voluntad de expresar una nueva época del arte, a diferencia los planteamientos tradicionales.
En mi opinión, el arte en sus planteamientos tradicionales, clásicos, tiene un halito intensísimo de abstracción, y siempre señalo como uno de los ejemplos más explícitos de ello el gran cuadro Las Meninas, de Velázquez, que desde su dimensión figurativa tiene una fuerza y significado de abstracción sumamente intensos.
Dicho esto, lo verdaderamente relevante que la exposición nos transmite es cómo el color en sí mismo, su utilización, llega a alcanzar una relevancia y expansión intensísimas a lo largo del siglo XX. Podemos apreciar esa nueva centralidad a través de los primeros experimentos de Kazimir Malévich, que se consideran el punto de partida de la narración elaborada.
Especialmente significativa es la obra de grandes dimensiones de Ad Reinhardt: Pintura abstracta (1953), óleo intensamente negro que cubre plenamente el lienzo que le sirve de soporte. Y se nos sitúa como “desencadenante” lo que Rudolf Arnheim escribió en 1974: ““Hablando en términos estrictos, todo aspecto visual debe su existencia a la luminosidad y al color.” El color como centro de la escena en las artes visuales.
Así nos vamos encontrando con un gran conjunto de obras reunidas, con piezas de Olafur Eliasson, Rosa Brun, Yves Klein, Lucio Fontana… Junto a ello, nuestra mirada se abre al carácter transversal y multidisciplinar que va adquiriendo el arte de nuestro tiempo, pues junto a pinturas, esculturas y obras sobre papel, también se incluyen piezas de cine y de vídeo, e intervenciones o instalaciones como la de Felipe Pantone, la cromosaturación de Carlos Cruz-Diez o la lluvia e instalación de pigmento azul de Yves Klein. Hay que destacar una película de Derek Jarman y la fotografía de Wolfgang Tillmans, así como también cerámicas, entre las que destacan las de Richard Deacon, y las obras textiles de Sheila Hicks o Teresa Lanceta.
De gran interés e importancia es lo que tiene en su interior el espacio cerrado de un gabinete o cámara de maravillas, en alemán: Wunderkammer. Dedicado a “los primeros teóricos del color de los siglos XVIII y XIX”, con referencias a Goethe, Turner, o Carl Runge, contiene todo un conjunto de materiales que nos transmiten la historia y el uso del color, así como documentos, entre ellos los que hablan de las injusticias históricas unidas al color de la piel.
De una calidad excepcional es lo que contiene otro pequeño espacio cerrado: la instalación inmersiva Coloramas elaborada por Santaella Lab y los comisarios de la exposición, con un análisis profundo de los fundamentos físicos del color. A través de un vídeo que se proyecta en un conjunto de pantallas envolventes, vamos al fondo de la interrogación acerca de lo que es un color. Y me quedo con esta síntesis, que ahí aparece: “En realidad, el color no existe. Es el resultado de una experiencia perceptiva en la que la luz es captada por las células foto-receptoras de la retina, llamadas conos y bastones, transformándose en impulsos eléctricos que el cerebro reconoce como colores”.
Para mí, la mejor respuesta a esta cuestión teórica la podemos encontrar en el pensador Ludwig Wittgenstein, también presente en los planteamientos de la exposición, y que escribió todo un conjunto de textos escritos sobre el color en las últimas jornadas de su vida. Wittgenstein escribió: “Yo no veo que los colores de los cuerpos reflejen luz en mi ojo.” Y de ahí, remite la cuestión a su concepción de los juegos de lenguaje, un concepto que articula en referencia a los distintos tipos de lenguaje que, como si fueran una familia, constituyen un juego.
Según Wittgenstein, cuando tratamos de nuestras experiencias con los colores nos estamos situando en un juego de lenguaje en el que asumimos que los términos que usamos tienen un sentido: “en realidad lo único que queremos es concebir «El rojo existe» como el enunciado: la palabra «rojo» tiene significado.” Pero, además, los significados de los colores dependen de los contextos del juego de lenguaje, no son unívocos ni homogéneos. Considero que ahí se sitúa la dimensión más profunda a la que nos lleva esta magnífica exposición: los colores como lenguajes, como juegos de lenguaje, como soportes expresivos, abiertos en sus dimensiones y características formales.
* Lo tienes que ver. La autonomía del color en el arte abstracto. Comisariado: Manuel Fontán y María Zozaya. Fundación Juan March, Madrid. Del 28 de febrero al 8 de junio.
* Publicado en EL CULTURAL:
-
Edición impresa, 14 de marzo de 2025, pp. 30-31.
-Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250319/kazimir-malevich-olafur-eliasson-artistas-hicieron-color-religion/930407278_0.html
martes, 18 de febrero de 2025
Exposición en Madrid...
Rafael
Canogar: Los sueños de la pintura
El
título de la muestra: “[I]Realidades”, nos plantea ya en sí mismo la cuestión
que suscita la forma de entender el arte en Canogar: ¿qué tenemos antes nuestra
visión, realidades o irrealidades plasmadas plásticamente…? Es un buen punto de
partida, porque en sus obras pictóricas no encontramos representaciones
figurativas, sino despliegues de color y de luz que interrogan lo que vemos y
cómo vemos.
Los
cinco “capítulos” se estructuran con los siguientes rótulos:
(1) “Naturaleza que me has conmovido", (2) “Circa 1957. La materia y el
signo: el arte otro", (3) "Abstracciones y construcciones
desde los ochenta", (4) “Circa 1968. Realeza secreta del dolor”, y (5)
“Klee y Miró, mágicos”.
Unas referencias concretas
determinan los capítulos (1) y (5), que marcan el inicio y el final del
recorrido. En el primer caso se trata de un pequeño óleo sobre madera, de 1949:
Jardín de Vázquez Díaz, en el que vemos el jardín de quien fue su
maestro, toda una clave para entender los inicios de su trayectoria. En el
segundo, nos encontramos con tres cuadros, también de pequeño formato, dos de
ellos de 1954 y otro de 1955. Según escribió Canogar: “Klee y Miró me dieron el
apoyo para adentrarme en el mundo de la abstracción expresionista”. Es decir:
ahí se sitúa una de las referencias claves para la fijación de su horizonte
artístico.
Los otros tres capítulos: (2), (3)
y (4), condensan un conjunto de obras, que marcan los pasos que ha ido dando
desde 1957 hasta ahora mismo, con piezas datadas en 2024. Canogar desempeñó un
papel fundamental en la creación y desarrollo del grupo artístico “El Paso”
(1957-1960), abriendo desde entonces una concepción de la pintura que va más
allá de la figuración descriptiva haciéndonos ver lo que habitualmente no
vemos.
Como podemos percibir en las
hermosas pinturas aquí reunidas ese procedimiento tiene como clave central las
apariciones y los juegos de la luz, a través de las superposiciones de masas
pictóricas y colores. En un texto publicado en 1959, el propio Canogar indicó:
“En mis pinturas, la forma cede su puesto a la luz, que la baña en sus partes
salientes, creando imágenes que surgen de la oscuridad.” Desde entonces, y como
alternativa a la figuración descriptiva, sus obras se articulan a través de una
metamorfosis de las formas determinada por la luz.
El capítulo (4), que nos remite
al entorno de 1968, con todas las transformaciones sociales y políticas que
tuvieron lugar en aquel tiempo, nos permite apreciar el vuelo intenso de la
pintura de Canogar, que rompe todos los límites cerrados. Además de una pintura
al óleo: La Parturienta (1974), vamos teniendo ante nuestra mirada
diversas piezas que conjugan los relieves pictóricos con la pintura plenamente
negra, con lo que se subraya la profunda agitación que se vivía. Es casi como
un grito: “¡Salvemos la humanidad…!” Y también en este contexto hay una pieza
escultórica, con pliegues de madera de nogal, que Canogar realizó en 2021: Homenaje a los caídos por la COVID-19.
El capítulo (3): "Abstracciones
y construcciones desde los ochenta", nos lleva a un conjunto de obras
pictóricas de una calidad excepcional, de las que se quedan para siempre
marcadas en tu interior. Entre ellas, destaco personalmente la pintura al óleo
sobre lienzo, de gran formato, Nocturno urbano 1-90 (1990). La dimensión
matérica desempeña un papel esencial en la búsqueda pictórica de Canogar. Y
decisivo es cómo podemos ir apreciando, hasta en las piezas más recientes, la
utilización en sus pinturas de los soportes plásticos, con el despliegue masivo
del acrílico y el empleo del metacrilato como soporte directo. Con ello se
alcanzan importantes efectos de transparencia y de reflejo: al mirar tú mismo
te ves en el fondo de las obras.
Aquí es oportuno llamar la
atención acerca de Viento (2023), una pintura con acrílico sobre
metacrilato, en la que vemos oscilar unas barras de colores cambiantes sobre un
fondo negro, que en sí mismo es todo un espejo de visión.
En definitiva, Canogar nos conduce hacia una visión lo más completa posible, en busca en todo momento de la verdadera profundidad de la visión. Lo que ahí vemos nos puede llevar más allá de lo que vemos: como alternativa a la figuración descriptiva, el mundo interior, el otro mundo, la metamorfosis de las formas… A eso nos lleva Canogar, a la pintura como sueño de las formas.
* Rafael Canogar: [I]Realidades
[Obras 1949-2024]. Comisario: Alfonso de la Torre. CentroCentro,
Madrid. Del 30 de enero al 18 de mayo.
* Publicado en EL CULTURAL:
- Edición impresa, 7 de febrero de 2025, pgs. 26-27.
-Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250211/rafael-canogar-pintor-inmenso-despliega-toda-luz-arte-abstracto/922408084_0.html
lunes, 10 de febrero de 2025
Exposición en Madrid
Carlos León: El jardín de la visión
En la exposición todas las piezas son pintura, el
ámbito donde Carlos León ha situado desde sus inicios el núcleo de su actividad
artística. Se han reunido 17 de gran formato, en las que vemos flotar los
desplazamientos de colores elocuentes que atrapan nuestra mirada. Distribuidas
en las diversas salas de la galería, trazan un itinerario, un viaje, en lo que
viene a constituir todo un jardín de gran resonancia.
El título de la muestra: «the wrong garden» [«el
jardín equivocado»], coincide con el de un impresionante libro sobre el
artista, cuya presentación pública tuvo lugar el pasado mes de diciembre en
Segovia, donde se había elegido unos meses antes a Carlos León como “hijo
adoptivo de la provincia”.
En un texto en el inicio de ese libro, Carlos León
subraya su frecuente utilización del sustantivo jardín en los títulos de sus
cuadros, y sitúa “el jardín como Lugar real en el que tienen lugar, y
fructifican, los encuentros entre los silenciosos trabajos de la Naturaleza,
sus enraizamientos, brotes, floraciones y desarrollos, con los de la
inteligencia, la razón, el cálculo, la geometría y la musicalidad… pero espacio
significante, al mismo tiempo, sobre el que proyectar ideas estéticas,
experiencia cultural y, en su desarrollo: Arte.”
Lo que así nos proyecta es todo un viaje, personal
y estético, que a lo largo de los años buscaba situar en su pintura ese jardín
ideal añorado. Pero lo que resuena finalmente son los ecos de un tiempo final,
como subraya en las últimas líneas de ese texto: “y al cabo de esos años, aquí
lo confieso, descubro que no he hallado ese jardín, sino otro, ya en los
dominios que conducen al encuentro con mi amada Perséfone, y al que pongo por
nombre «the wrong garden» o, dicho de otro modo, «the wrong fandango»: la danza
del destino, la de la Muerte con la Vida.”
Es decir, la expresión «the wrong garden» nos
remite a un baile abierto que nos lleva desde la vida a la muerte, trazando un
viaje en el tiempo en el que la voluntad de plasmar una visión profunda de los
ámbitos y ecos naturales como espejos y proyección de la interioridad humana y
su proyección en el deseo, el pensamiento y la identidad, a través de todo lo
cual Carlos León forja la articulación de sus obras pictóricas.
Sus obras configuran un lenguaje plenamente expresivo, ya que sus colores hablan, nos llevan a las resonancias del mundo interior, a los ecos de la sensibilidad, y a la iluminación de lo inconsciente. Desde que en 1966 se inició en la pintura, Carlos León ha ido siguiendo un firme itinerario. Artista viajero, mantuvo largas estancias en París y en Nueva York, que fueron decisivas para su síntesis de las raíces hispánicas y las modulaciones internacionales del arte. Y ahí sigue, en su «postmadurez». En mi opinión, es uno de los artistas más relevantes de nuestro tiempo.
* Carlos León: the
wrong garden. Galería Albarrán Bourdais, Madrid. Del 11 de enero al 15 de febrero.
* Publicado en EL CULTURAL:
- Edición impresa, 31 de enero de
2025, pg. 31.
-Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250209/carlos-leon-pintor-esconde-jardines-yemas-dedos/919658550_0.html
martes, 4 de febrero de 2025
Exposición en el Grand Palais, París
Chiharu Shiota: Los hilos de la vida
La exposición en París de
Chiharu Shiota (Osaka, Japón, 1972), una de las
artistas más relevantes de la escena internacional del arte, es sin duda, todo
un acontecimiento. Su itinerario creativo comenzó en los años noventa, pero
pronto se desplazó desde Japón a Alemania. Allí estudió con Marina Abramovic en
Hamburgo, y después se instaló en 1997 en Berlín, donde ha seguido residiendo
hasta hoy. En esta ciudad estudió con Rebecca Horn. Todos estos datos son
relevantes, porque la obra de Chiharu Shiota está caracterizada por una
tonalidad femenina, y junto a las dos artistas ya mencionadas son también
referenciales para ella Louise Bourgeois y Ana Mendieta.
Es también oportuno recordar el
gran impacto y el eco que produjo su exposición en el Pabellón de Japón en la
Bienal de Venecia de 2015, con la gran instalación The Key in the Hand [La
llave en la mano], en la que 180.000 llaves suspendidas en hilos rojos
colgaban sobre dos barcas que representarían dos manos. E igualmente, hay que señalar
que su obra ha contado con bastantes exposiciones en España, la última y
bastante reciente: Cada quien, un universo, entre el 22 de marzo y el 23
de junio de 2024 en Barcelona, en la Fundación Antoni Tàpies.
La muestra en París en el Grand
Palais, monumento cuya renovación se da por casi finalizada, se presenta como
un preestreno de la reapertura con su programación propia. Es el resultado de
una colaboración con el Mori Art Museum de Tokyo, cuya directora: Mami Kataoka se ha encargado del
comisariado. Organizada en 11 secciones, en ella se presentan 167 obras y
proyectos, que permiten todo un recorrido por la trayectoria de Chiharu Shiota,
desde sus inicios como artista en 1990 hasta la actualidad.
Es particularmente relevante la
reconstrucción de la performance y la instalación de Becoming Painting [Devenir
Pintura] (1994), que Shiota
considera como el arranque de su trabajo artístico específico, después de haber
querido ir más allá de la fijación en la distancia de la pintura, con un
desplazamiento personal al interior del cuadro. Su rostro y su cuerpo están
completamente impregnados del rojo que surte desde los hilos rojos colgados del
techo.
En
ese despliegue se sitúan las dos grandes e inmersivas instalaciones con hilos,
que parece que miden más de 200 kms. de longitud, en grandes salas: Uncertain
Journey [Viaje incierto] (2016-2024) e In Silence [En
Silencio] (2002-2024). En la primera, vamos andando entre figuras
alámbricas de barcas sobre las que caen desde el techo grandes especies de
racimos de hilos rojos. La segunda brota del recuerdo del incendio en la casa
de sus vecinos cuando era niña, y vemos un piano incendiado junto a la silla vacía
del pianista y un conjunto de sillas vacías de los públicos ausentes.
Son
también especialmente interesantes otras dos instalaciones. Reflection of
Space and Time [Reflejo de Espacio y Tiempo] (2018) es una
construcción cúbica con metal e hilos negros en la que hay dentro dos vestidos
blancos de mujer, y con un espejo en el interior en el que salimos los que
miramos desde fuera. Accumulation – Searching for the Destination [Acumulación
– Buscando el Destino] (2014-2024) es, de verdad, deslumbrante: consiste en
un conjunto muy amplio de maletas colgadas desde el techo con tiras rojas de
lana. Pero las maletas no están quietas, se mueven, lo mismo que todos nosotros
cuando viajamos…
Reflection of Space and Time [Reflejo de Espacio y Tiempo] (2018)
Accumulation – Searching for the Destination [Acumulación – Buscando el Destino] (2014-2024)
Además
de objetos, vídeos y diversos dispositivos, se presta una gran atención a los
dispositivos escénicos desarrollados por Shiota entre 2003 y 2019, con las
escenografías de nueve óperas y de obras de teatro. Y también hay que mencionar
su atención a la desaparición del muro de Berlín, tras una división de la
ciudad durante 28 años. En relación con ello Shiota plantea que los humanos
tenemos tres pieles: además de la propia piel humana, están los
vestidos, y la tercera piel serían los “muros, cuerpos y ventanas que rodean el
cuerpo humano.”
En síntesis, la forma expresiva central
de Shiota es la instalación, pero siempre con un trasfondo en el que resuenan
los ecos de la performance y el arte del cuerpo. Así crea ambientes con
entramados de hilos de lana, negros o rojos, que entrelazan objetos evocadores:
instrumentos de música, vestidos de muñecas, zapatos, sillas, ventanas rotas,
camas, cartas, llaves… Entramados de hilos concebidos como una prolongación de
su propio cuerpo ausente, ya que como ella misma indica: “Duermo dentro de las
instalaciones para completarlas.”
Esos hilos o redes, que tienen
una analogía evidente con la tela de la araña de Louise Bourgeois, son en sí
mismos una evocación de los hilos o redes que tejen las relaciones
interpersonales. Shiota los considera un espejo de los sentimientos: «Los hilos
están tejidos entre sí. Se enredan. Se desgarran. Se desatan. Son como un espejo
de los sentimientos.» Y con ello nos traen, en definitiva, una reverberación
del tejido de la vida, de la trama de la memoria. Con la forma de un dibujo que
flota: “Con el hilo, estoy dibujando en el aire.”
A través de los hilos, tejer y
destejer la memoria. Evocar emociones y sentimientos, y de un modo persistente
la presencia en la ausencia. Ahí nos lleva esta artista ejemplar, Chiharu
Shiota: en el arte que flota y nos rodea tejamos todos los hilos de la vida.
* Chiharu Shiota: The
Soul Trembles [El Alma Tiembla]. Comisariado: Mami Kataoka. Grand Palais, París.
Del 11 de diciembre de 2024 al 19 de marzo de 2025.
* Publicado en EL CULTURAL:
- Edición impresa, 17 de enero de
2025, pgs. 32-33.
-Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250126/chiharu-shiota-artista-dibuja-aire-km-hilo-rojo-desenmaranar-traumas/916408522_0.html
domingo, 5 de enero de 2025
Exposición en el Museo del Prado
Sigmar Polke: la pintura y el tiempo
La elección de ese lugar es plenamente coherente
con el concepto de la muestra, que plantea una visión de la obra de Polke a
partir de sus afinidades y semejanzas con otros artistas. En primer lugar, y de
un modo muy destacado, con Goya. Pero también con Max Ernst, Sergei M.
Eisenstein y Alberto Durero. Lo que así vamos viendo es el diálogo profundo de
las obras de Polke con obras y artistas de otros lugares y tiempos.
Con un montaje de gran calidad, estructurado a
partir del excelente criterio de la comisaria Gloria Moure, la exposición se
organiza en secciones, en las que encontramos sobre todo pinturas, así como dibujos,
fotografías, algún vídeo… En definitiva, imágenes en profundidad, que hablan
desde el presente con la mitología, conceptos y sensaciones de otras épocas,
haciéndonos percibir en el eco que todo ello produce en Polke la persistencia
de las cuestiones existenciales que se transmiten a través del arte.
Se presentan en total 53 piezas: 42 de Polke, 5 en
el horizonte de Goya: su gran pintura Las viejas o El tiempo, una
imagen digital de 2020 con la radiografía de esa pintura, El coloso
(después de 1808) atribuido a Goya, la estampa nº 26 de Los Caprichos
(1797-99): Ya tienen asiento, y el dibujo Hasta la muerte
(1797-98); y 6 más con diversa autoría…
Los inicios creativos de Sigmar Polke se sitúan en
una perspectiva que buscaba marcar la diferencia con el pop art y con un
planteamiento crítico ante los soportes mediáticos y la publicidad. En esa
línea formó en 1963, junto a Gerhard Richter, el movimiento “realismo
capitalista”, un término que implicaba un giro irónico respecto al “realismo
socialista” de entonces en el bloque soviético. Después fue desarrollando un
interés profundo por el curso de la pintura en las artes a lo largo del tiempo,
y a partir de 1965 va realizando variaciones sobre obras clásicas, como las de Durero
o Kandinsky.
En continuidad con ello, el desencadenante de la muestra
se sitúa en la confrontación de Polke con Goya, que tuvo lugar cuando se
encontró en 1982 con el cuadro de éste Las viejas o El Tiempo (1810-12)
en el Palacio de las Bellas Artes de Lille, donde sigue estando actualmente, y
que ahora puede verse de nuevo por primera vez en España, junto a una
radiografía digital del cuadro realizada en 2020.
Según se nos dice en el catálogo, parece que
probablemente se trató de un reencuentro, pues Polke había viajado a Lille
anteriormente en distintas ocasiones, por lo que su interés por la obra de Goya
fue adquiriendo un eco muy profundo. Actualmente se conserva una fotografía en
blanco y negro de Polke de esa visita en 1982, en píe y con una cámara
fotográfica con trípode, ante Las viejas o El Tiempo, limpia y
recién restaurada, lo que probablemente le permitió descubrir nuevos aspectos
importantes en la misma. Posteriormente, Polke también continuó su contacto con
Goya en viajes a España.
El cuadro de Goya y su radiografía se muestran
junto a una pintura de gran formato de Polke: Cenizas sobre cenizas
(1992), y ahí comienza el itinerario de confrontación que nos permite apreciar
en profundidad las afinidades con la obra de Goya que Polke desplegó
intensamente en su trabajo. La pregunta ¿Qué tal?, grabada en el envés
del espejo en la pintura de Goya, nos lleva directamente al juego de la
confrontación de los sentidos de las palabras y las imágenes, algo tan central
en la trayectoria artística de Polke.
Lo que viene de otro tiempo se proyecta en los
tiempos actuales, y de ahí la utilización que Polke realiza de imágenes ya
dadas, sobre todo fotografías tomadas de periódicos, que amplía y distorsiona
pictóricamente. Según explica en una entrevista de 2003 recogida en el
catálogo, se dio “cuenta de que la imagen cobraba más vida cuando había alguna
imperfección, algunas deformaciones. Así es más real.” Es decir, la distorsión
y deformación de las imágenes nos permite apreciar su carácter expresionista y
dinámico, a diferencia de las representaciones figurativas estáticas.
Pintura y tiempo: el diálogo de Polke con Goya y
con otros pintores y artistas de otras épocas, así como con las diversas formas
y soportes de la representación que se han ido sucediendo en el tiempo, nos
llevan a la comprensión de que el presente se torna vacío si no hay
comunicación con las raíces anteriores. Como también dice en la misma
entrevista antes mencionada: “Cuanto más sabes, más consciente eres de lo que
han hecho otros. No puedes existir en el vacío, estás arraigado en el tiempo.”
En definitiva, las obras de Sigmar Polke reunidas en
esta exposición excepcional nos permiten apreciar en profundidad su diálogo con
los tiempos en la gran complejidad de sus pinturas, con capas superpuestas, así
como trazados, líneas y colores muy intensos. Central es también la unión en
ellas de palabras e imágenes, lo que transmite una intensa dimensión poética
que marca los ecos de la vida y la existencia. Son como un espejo plural y
diverso de la complejidad de la vida y la representación.
* Sigmar Polke.
Afinidades desveladas.
Comisaria:
Gloria Moure. Museo del Prado, Madrid. Del 26 de noviembre al 16 de marzo de
2025.
* Publicado en EL CULTURAL:
- Edición impresa, 27 de diciembre de 2024 – 2 de enero de 2025, pgs. 32-33.
- Edición online: https://www.elespanol.com/el-cultural/arte/20250103/sigmar-polke-francisco-goya-colosos-frente-museo-prado/911909078_0.html